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ENTREVISTA

“La energía solar se consolida dentro de un futuro renovable”

Luis Crespo,
Presidente de Protermosolar y ESTELA

Luis Crespo es presidente de la Asociación Española para la Promoción de la Industria Termosolar, Protermosolar y de la Asociación Europea de la Industria Solar Termoeléctrica, ESTELA. En esta entrevista, Crespo ahonda en las ventajas que ofrece esta tecnología respecto a otras de generación de energía y explica los principales avances tecnológicos que han tenido lugar en este ámbito.

1.- La tecnología solar termoeléctrica ha experimentado un fuerte desarrollo en los últimos años. ¿Por qué ha visto la industria europea una oportunidad en este campo?

Históricamente fue Estados Unidos quien inició el despliegue comercial de centrales termosolares a mediados de los 80, pero tras lo que conocemos en el sector como “la larga y oscura noche termosolar” (periodo de tiempo que abarca desde los años 80 hasta el año 2005 aproximadamente, en el que no se construyó ninguna central termosolar) fue en España donde, entre 2007 y 2013, se instalaron 2,3 GW, siendo todavía nuestro país el líder mundial en potencia instalada.

Este fenómeno se explica por la concurrencia de tres circunstancias principales.

Por un lado, el conocimiento de la tecnología del que se disponía en nuestro país tras casi 30 años de investigación en la Plataforma Solar de Almería, que inicialmente fue un laboratorio internacional con participación de nueve países, y que a partir de mediados de los 80 fue un lugar en el que empresas y centros de investigación, básicamente españoles y alemanes, continuaron desarrollando la tecnología.

Por otro lado, la publicación por primera vez en 2004 y posteriormente en 2007 de unos incentivos a la producción de electricidad termosolar que se le habían negado en el desarrollo de la Ley del Sector Eléctrico en 1997, en contraste a los apoyos que sí empezaron a recibir la eólica y la fotovoltaica, por motivos difícilmente entendibles.

Y, finalmente, la apuesta de empresas, fundamentalmente españolas y alemanas, de invertir en la construcción de centrales y recursos para la mejora de componentes y sistemas.

A pesar de que desde 2013 no se ha construido ninguna central termosolar más en Europa, las empresas europeas, fundamentalmente españolas, han participado como promotoras, ingenierías, socios tecnológicos, EPCistas e incluso como fabricantes, en la mayor parte de las centrales que se han construido desde entonces en EE.UU, Marruecos, Sudáfrica y Emiratos Árabes. De esta forma España ha podido seguir manteniendo el liderazgo mundial en esta tecnología.

 2.- ¿Cuáles han sido los principales avances tecnológicos que se han dado en este ámbito en los últimos años y qué ventajas ofrecen respecto a otras tecnologías de generación de energía?

La tecnología dominante hasta la fecha para el desarrollo de componentes del campo solar, como tubos absorbedores, espejos y estructuras de los colectores cilindro parabólicos, han experimentado una notable evolución con un incremento de sus tamaños, mejora de rendimiento y reducción de costes.

Por otra parte, las centrales de torre están irrumpiendo con fuerza. A pesar de que el número de centrales instaladas con esta tecnología es muy inferior al de tipo cilindro parabólicas, sus costes resultan muy similares  ofreciendo modos de operación más desacoplados entre la captación de la energía y la generación de electricidad, mejores prestaciones, menor coste de almacenamiento y, globalmente, mayor potencial de competitividad.

La ventaja fundamental de la termosolar frente a otras tecnologías de generación de energía  es precisamente su capacidad de despachar la electricidad siguiendo las necesidades de la demanda. Aunque su coste sea mayor, las centrales termosolares resultan mucho más competitivas para el sistema eléctrico que las fotovoltaicas, con las que comparten el mismo recurso. A día de hoy, el coste del kWh generado por una central termosolar es muy inferior al de una fotovoltaica con la misma capacidad de almacenamiento (por ejemplo seis horas) y, según los pronósticos, esta tendencia se mantendrá hasta 2030.

3.- Hay otras energías renovables, como la eólica o la fotovoltaica, que han contado con un fuerte apoyo institucional en los últimos años. ¿Cuál es actualmente la situación de la termosolar?

Como comentaba anteriormente, los apoyos a la termosolar en nuestro país se empezaron a otorgar casi diez años después que a otras tecnologías. Tanto en España como a nivel mundial, el apoyo que ha recibido -y continúa recibiendo- la fotovoltaica en comparación con la termosolar es enorme. Esto explica que solo haya instalados 5 GW de termosolar, frente a los 500 GW de eólica y 300 GW de la fotovoltaica en todo el mundo.

¿Alguien recuerda cuánto costaba la fotovoltaica cuándo solo tenía 5 GW instalados a nivel mundial? Cerca de diez veces más de lo que cuesta la termosolar ahora.

Gracias a esos enormes apoyos, la fotovoltaica ha conseguido volumen de mercado, lo que le ha permitido reducir costes. A su vez, se ha realimentado con las políticas de muchos países para obtener una mayor contribución de renovables al mínimo coste. Pero esas políticas tienen un límite a partir de un cierto grado de penetración de las renovables no gestionables, cuya nueva capacidad prácticamente no aporta valor al sistema y produce efectos deflactores en los mercados que afectan a todo el resto del sistema.

Creemos que los planificadores y responsables energéticos están empezando a darse cuenta de esta problemática y comenzando a entender la propuesta de valor de las centrales termosolares. Marruecos es un excelente ejemplo de ello, ya que ha planificado para 2020 un programa solar en el que se recoge una mayor contribución de la termosolar que de la fotovoltaica en sus centrales. 

4.- La industria solar termoeléctrica requiere de fuertes inversiones en I+D para ser competitiva frente a otras alternativas. En este sentido, ¿qué papel juegan los centros tecnológicos a la hora de aportar valor añadido al sector?

Una parte importante de la reducción de costes de las centrales termosolares en estos próximos años, va a venir dada por la competencia y la reducción de márgenes en la extensa cadena de valor de esta tecnología.

Para ello, tendrán un importante impacto las mejoras tecnológicas en las que la colaboración entre los centros tecnológicos y las empresas será fundamental. I+D en materiales, componentes y sistemas de control, nuevos ciclos, nuevos fluidos térmicos, componentes de menores costes y mejores prestaciones, sistemas de refrigeración y limpieza con menor consumo de agua, etc., serán determinantes para la competitividad de las centrales termosolares en esta nueva etapa que está por llegar.       

5.- El debate sobre las fuentes energéticas y el consumo de energía en el futuro se presenta apasionante. ¿Cuáles son sus predicciones para los próximos años?

Parece claro que en la mayor parte de los países no se volverán a construir centrales de combustible fósil, ya que nadie sabe el coste que tendrán las emisiones en los próximos años e, incluso, si se pondrán restricciones a la generación quemando carbón o gas. Por ello, cada día resultará más complicado financiarlas.

Tampoco parece lógico que se construyan nuevas centrales nucleares en países que solo piensen en esta tecnología en términos energéticos. La generación de las nuevas centrales nucleares es mucho más cara que la renovable, pero además, nadie sabe cuánto tardará una nueva central nuclear en construirse, cuánto habrá costado cuando se haya acabado y, ni siquiera, si por motivo de algún nuevo desgraciado accidente en alguna parte del mundo, se le permitirá seguir operando una vez construida.

Sin embargo, hará falta nueva potencia instalada tanto en países emergentes, que necesitan duplicar su capacidad instalada en los próximos diez años, como en los industrializados, incluso en España. Esto se debe a la necesidad de hacer frente al fin de la vida operativa de las centrales convencionales y a la tendencia de electrificar las aplicaciones a nivel residencial, industrial y de transporte.

Por ello, el futuro será mayoritariamente renovable. De hecho, desde hace dos o tres años la nueva potencia renovable es superior a la convencional. En ese escenario, el papel de las centrales renovables gestionables (la termosolar, la biomasa o la hidráulica) debe ser progresivamente creciente. Hay quien piensa que hay que seguir apostando por la generación más barata y que el sistema se haga cargo de los costes que tiene que asegurar la electricidad cuando la demanda la necesita.

Ciertos expertos creen que los costosos sistemas de almacenamiento recogerán los excedentes de producción de las renovables no gestionables a coste cero para entregarlos al sistema cuando tenga el máximo precio. ¿Quién va a invertir en instalaciones no gestionables para regalar los excedentes? ¿Qué regulador va a permitir que eso ocurra con las disfunciones que introducirían en el sistema?

Mi opinión es que, aunque sabemos que “hay aspirinas en la farmacia, es mejor que no nos duela la cabeza”. Por eso, hay que planificar los sistemas eléctricos del futuro desde la perspectiva del ‘valor’ y no del ‘coste’ de generación. Recordemos a Machado cuando decía que “solo el necio confunde valor con precio”.

Por ello, en un futuro escenario racional de diseño del sistema eléctrico las renovables en general y la termosolar en particular, tendrán una notable presencia en países soleados, pudiendo ser, en algunas regiones del planeta, tal y como ha previsto la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la forma de generación centralizada mayoritaria, que coexistirá con una creciente generación fotovoltaica distribuida.